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martes, noviembre 9

LEYENDO EN CASA,





Leyendo en casa.                                                          
                                                                                14 de diciembre, 2.002


Nieva y hace frío. Grandes copos blancos caen del cielo oscuro.
Leyendo en casa, 
Las sombras de la tarde oscurecen las páginas.
Cae la nieve y su blanca belleza me llevan a pensar en ti.
Como fuego me quema la urgente necesidad de hablarte. 
En una pirueta del destino,
Ahora, finalmente, y  tu y yo podemos hablar de corazón a corazón, 
Sin miedos, sin prisas, sin ansiedades y sin  angustias.

Sé que en el amor, las palabras solo funcionan desde la calma.

Por ello quiero acallar los gritos de mi     alma, hundirme en tu mirada y contar despacio los granos de sol de tus pupilas y desde la calma... Decir ¡te quiero!  
y recordarte que aprendí el alfabeto del amor en tu mirada. Ya ves... si habláramos me atrevería a soñar el temblor de tu boca deseando un beso mío.

Te diría...
Que mi amor por ti, como el nacimiento y la muerte es imposible que se repita.
Que este amor mío no tiene razón  ni lógica, este amor ha caminado por los años sin hundirse, y si mi locura fuera realizable...siempre dormirías en mis ojos.
Te contaría mujer...
Mi rechazo de ese Dios... que permitió que tu recuerdo, siguiese siendo angustia y temblor de amaneceres.
El tiempo como los días... pasaron de largo en mi vida. 
Tan solo una pausa: (crece y se llama Daniel) y algunos roces de tu boca, - sarpullidos de felicidad-  dejaron marcas en mi piel, el resto... desolación.
Sabes mujer...
Este tonto corazón que no cree en Dios, aún cree en los milagros y de vez en cuando se miente pensando que llegará un día en que  todo pase  y las cosas dejen de venir mal dadas. 
Entonces... mi nombre grabado en el tronco de una enredadera con letras de agua de río...volará a enredarse en tu corazón.  
Quien pudiera escuchar tus réplicas mirándose en tus ojos.

Mucho me temo mujer... que mañana habrá otro amanece y otro día en que no estaré invitado ni un momento a ser feliz.