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miércoles, abril 20

EL CUENTO DE UN SUEÑO. 2ª PARTE.



El Cuento de un sueño.   
Segunda parte



Hacia mucho tiempo que yo no lloraba, se llora solo cuando el sentimiento de una pérdida es insoportable o cuando uno es capaz de sentir la belleza o…cuando como en este momento uno se siente el rey de la creación.
Al verte allí denuda frente a mi…tuve que esforzarme por no derrumbarme a tus pies.
Tu mirada era distinta, tenías una expresión  incitadora entre burlona y erótica; con un fuego y una entrega que me eran desconocidos.
Acariciaste tu cuerpo al tiempo que con un movimiento sinuoso de tus caderas. Tu voz insinuante susurró:
                              
 -Todo cuanto ves es tuyo. Toma lo que quiera y como quieras-

Cuando despierto se que todo es un sueño pero en este sueño…se estaba realizando lo que tantas veces había soñado.
Una de mis fantasías fue contemplar tu cuerpo desde mil formas  diferentes para guardar en mi memoria toda tu belleza. Fue como una sesión fotográfica tan erótica que aún siento los latidos del deseo golpeando con enorme violencia en la parte del cerebro donde se almacenan las pasiones y emociones. El deseo se hizo tan insoportable que no pude sujetar mis manos que ansiaban rozar tu piel y beber de tus labios para embriagar mis sentidos.
Mi mente y mi cuerpo te hicieron el amor con la fuerza que dan las ansias de tanto tiempo  soñando: dulce y salvajemente  acaricié y mordí tus pechos y desde tu precioso cabello hasta los dedos de tus pies no quedó ni un rinconcito de tu cuerpo que yo no besara y acariciara con ternura,
Cuando mi boca  dolorida se tomó un respiro…mi dedos tomaron el relevo recorriendo una y otra vez con extrema lentitud y suavidad tu espalda desde la delicia de tu cuello hasta el final de tus caderas, el mimo recorrido volvió a hacerlo mi lengua y me sentí dichoso amándote así lentamente, trazo a trazo, al contacto de mi dedos en tu piel percibía tu placer y unos temblores como de frío. Contigo yo sentía como mi cuerpo vibraba en tu compás
                    
                      Te abracé con fuerza y sentí tu aliento quemando mi cara.
                      Te oí susurrar: --Te juro que…Nunca, nunca te voy a dejar.

Me olvido del tiempo pasado esperándote y te creo. Con el sonido de tu preciosa voz cada una de las fibras de mi cuerpo tiemblan y se endurecen como si me abrazas a través de una camisa de fuerza y muy dentro de mi me voy preguntando que esto debe de ser el amor, el verdadero amor y me contesto diciendo que sí que amar es tener tu respiración junto a mi corazón y darme cuenta  de que los demás sonidos del mundo…se han apagado.
El goce se alternó con la agonía porque al final todo era una sola cosa algo así como una enorme sacudida eléctrica  que atestiguaba la terrible coherencia del universo donde la carne buscaba la carne para acariciar o par arañar en la pasión desmedida, todo obedecía al mismo impulso ciego.
En este mi sueño…tu y yo bebimos amor y pasión hasta que la fuerzas nos desplomaron aturdido y sudorosos.

Mientras  el corazón me golpea con una intensidad desconocida, soy consciente de que lo que me está ocurriendo solo le puede suceder a quien le visita la felicidad.
Una felicidad urgida de la nada. Es como si el cielo gris y anodino de esta tarde me estuviera recompensando por una deuda que tiene conmigo desde hace muchos, muchos años.
Sin dejar de mirarnos nos abrazamos el uno al otro y pronto el sopor de lo sentidos se convirtió en un sueño plomizo en el que no abandonamos juntos.

Cuando despiertas a la realidad ves que  es bien distinta  pero el sueño... fue un delicioso sueño.